A Gijón lo define el mar. Situado en el centro de la rasa costera asturiana y protegido por los cabos Torres y San Lorenzo, Gijón ha vivido siempre mirando a un Cantábrico que ha determinado su desarrollo industrial, comercial y urbano, su clima e incluso su carácter. La presencia del mar, su olor y su murmullo penetran por las calles de Gijón y alcanzan las zonas más interiores del municipio. Nueve playas, unas en el centro de la ciudad, otras escondidas entre acantilados, un puerto deportivo que ha sido condecorado en varias ocasiones con la bandera azul por la calidad de sus instalaciones y un puerto industrial en continuo proceso de crecimiento conforman el frente marítimo gijonés, dieciocho kilómetros de costa que se pueden pasear casi en su totalidad sin interrupción.
Gijón ocupa una extensión de 181,6 km2, pertenecientes en su gran mayoría a zona rural. En una topografía de formas suaves, en las que no existen apenas pendientes superiores a 30%, abundan los arroyos y pequeños cursos fluviales, que discurren entre manchas borrosas de eucaliptos y especies autóctonas como el roble, el tejo o el castaño.
Mas del 90% de la población gijonesa vive en el casco urbano, que se extiende a lo largo de la línea de la costa. La península de Santa Catalina y el barrio de Cimadevilla, origen del actual Gijón, delimitan los ámbitos urbanos históricamente diferenciados.